Soy sostenible, soy zero waste, soy minimalista, soy animalista, soy feminista… nos encantan las etiquetas. Son útiles porque nos ayudan a clasificar y asimilar mejor la información, pero por otro lado, no son inocuas, sino que normalmente vienen acompañadas de juicios y opiniones que hacen que nuestra forma de recibir esta información sobre una persona, sea subjetiva.
Es precisamente por esta razón por la que a mi, como a mucha otra gente como Anna de Drimvic explica muy bien en este post, no nos gusta autodenominarnos o definirnos bajo esas etiquetas, bien porque no estemos cómodas en ellas, o bien por la reacción que provocan en las personas que están en nuestro entorno.
Y es que estoy 100% de acuerdo con Anna, en que llevar un vida más consciente y sostenible no es un fin, es un CAMINO. Lo que significa que no eres una cosa, o no eres otra, sino que estás en el camino de conseguir algo, es decir que es más importante EL PROCESO QUE EL FIN.